atardecer | belleza indescriptible

una paloma en puno

ses illes balears

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hace unos años fui por primera vez a ses illes balears, a una de las 4 islas, a palma de mallorca (ibiza es la más conocida, mallorca la más grande, formentera la más virgen y menorca la más tranquila).

pensé que el vuelo iba a ser largo, y lleve un libro grande para leer, despegamos y literalmente el avión empezó a descender… el vuelo duro 20 minutos, así que si vuelan desde barcelona, no lleven nada porque se pasa «volando»!

acompañe a una amiga que tenía que ver unos proyectos y aproveche para caminar por la isla, tomar fotos, tomar ice café, bañarme en el mar y en calas chiquitas como piscinas naturales, ver lagartos de todos los tamaños, materiales, formas y también lagartos de verdad subiéndose por las paredes para no ser descubiertos, comprarme unos zapatos verdes con la suela roja en oferta, meditar en la orilla del mar, y hasta salir en toalla por la calle porque el cuartito del hospedaje se cerro – y la ducha estaba afuera y mi amiga también! -.

desde esa vez pude regresar una vez al año a ses illes baleares y descubrir mil rincones y sitios naturales increíbles, llenarme de barro medicinal, hacer fogatas en la playa, caminar por las calles de mallorca y menorca, comer las cosas típicas como la enzaimada de chocolate (qué rica!), caminar media hora o más para llegar a playas escondidas, y siempre descubrir un nuevo sitio.

*ahora estoy un poco lejos, y el vuelo hasta mallorca sería mucho más largo, sé que por esta parte del mundo también hay mil sitios bellos por conocer, felizmente tengo tiempo para cargar con mi mochila al próximo destino*

tunisia | تونس

dicen que si no viajas la mente se cierra en la rutina y en lo conocido, cuando el mundo es tan amplio y hay tanto por conocer.

por suerte me gusta viajar, agarrar la mochila, y empezar a ver el mundo.
tunes fue un país que me llamo la atención: por el mar, parecía que estabas en el caribe y era el mar mediterráneo, por los diferentes micro climas que tiene, por poder ir al desierto del sahara, por ver las palmeras.

el mar… merece unas palabras aparte. es interesante ver cómo se bañan las personas de diferentes países o culturas. mujeres tapadas hasta el cuello y con un velo en la cabeza y al costado nudistas. unos porque la religión no les permite mostrar partes de su cuerpo y los otros porque no creen en nada. mientras me moría de calor con un vestido de verano, observaba a estas mujeres disfrutando del mar con toda esa vestimenta y pensaba en que el mundo tiene demasiados matices.
en la playa, como en todas creo, te vendan desde animales caseros (lagartitos, camaleones, tortuguitas), frutas, más dátiles, y todas las marcas de bronceadores como australian gold made in tunisia.

los paseos en camello por el desierto – cuando mi camello le mordía la pierna a la persona con la que fui a ese país – fue gracioso. ver coliseos romanos – el que está en tunes está mejor conservado que el coliseo en roma -, casas dentro de cuevas para protegerse del calor, salinas, comer piñones, dátiles, pistachos,harisha (no se confundan, NO ES KETCHUP aunque tenga la misma textura!), y todo tipo de cosas con agua de azahar. cuando finalmente comimos una pizza era la octava maravilla del mundo. una pizza!

si vas por allí, lleva muuuuuuchaaaa paciencia… la necesitarás. para pedir una coca cola tuvimos que esperar una hora deshidratados después de un día de playa. por suerte la coca cola ya viene lista para tomar.

gracias por poder descubrir muchos sitios y lugares juntos. y por dejar que mi camello te muerda la pierna.

morocco | المغرب‎

acabo de ver a una amiga con la que viaje a marruecos hace unos años.

emprendimos el viaje con 3 amigos más cruzando en barco desde algeciras hasta tanger. era el primer contacto con el continente africano, y estaba más que emocionada por saber cómo era esta parte del mundo – aunque solamente iba a ver la parte más cercana a europa -. fuimos en una 4×4 desde tanger, a chefchouen, en el alto atlas, y fuimos bajando por casablanca (no recomendable si viajas sola o con una amiga más), hasta llegar a marakesh. una ciudad llena de contrastes y mezclas.

sentarte en la plaza Djem’a el-Fna a tomar un té de menta y ver cómo los curanderos ocupaban lugar en el medio, las mujeres que tatuaban con henna, los exprimidores de naranjas para darte un vaso de puro jugo de naranja recién hecho, los hombres con cobras enrolladas en el cuello. esta misma plaza que en la noche se convierte en puestos de comida, humo y aromas de todo tipo, color amarillo, como una niebla que envuelve todo y abre camino hacia el cielo. pasear en un carrito jalado por caballos hasta el jardín de Yves Saint Laurent es una experiencia inolvidable por lo que vas a ver dentro de esta casa.

la medina de marrakesh, es gigante, te puedes perder entre esas calles caminando y mirando tanto por todos lados; desde lámparas, platos, pulseras, collares, babuchas, condimentos, instrumentos.

muchos franceses viven en marrakesh, una ciudad que está cerca al desierto del sahara, cerca al alto atlas (montañas), y a europa.

pasamos por rabat cuando fuimos subiendo hasta volver a cruzar, y vimos puertas azules, dátiles, mujeres tapadas con el velo, mujeres totalmente tapadas, tomamos té de menta hasta el cansancio, y tratamos de entender sus costumbres para adaptarnos a ese país tan diferente al nuestro.

después de dos semanas en marruecos compartidas con amigos, miro las fotos y pienso que volvería a hacer un viaje así, terminando con las maletas en la playa porque no había espacio en algún hospedaje. son esos viajes los que te hacen sonreír y ver que se puede disfrutar sin tener mucho… sí, si tienes mucho al conocer una nueva cultura!

al conocer sus comidas, sus sitios, sus rituales, sus costumbres, sus colores, sus tejidos, su arquitectura, sus marcos, sus columnas, sus texturas, sus aromas, su gente.

y si esto lo puedes compartir con gente que quieres, con una buena amiga, con tu pareja o solo escribiendo en cuaderno, mucho mejor, más enriquecedor.